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Aldeanos en Myanmar se oponían a los cristianos y recibieron agua de los adventistas

El simple regalo de una tubería de agua abre el camino para una escuela adventista en Myanmar, Asia. Vea la historia completa


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Por Andrew McChesney

 

 

Aldeano enjuagando con agua de la nueva canilla junto a la tubería de agua proporcionada por los estudiantes misioneros en Myanmar

Esta es la historia de cómo un pequeño acto de bondad abrió el camino para comenzar una escuela adventista del séptimo día en una aldea hostil en Myanmar.

Un grupo de 32 estudiantes misioneros llegaron a la frontera de Tailandia – Myanmar para una visita de una semana en enero del 2016. Los jóvenes, del Colegio Adventista de Hong Kong y la Academia Preparatoria Avanzada en Corea del Sur, vinieron a enseñar música a los niños en edad escolar, hacer un piso de cemento en un jardín de infantes, y encontrar otras formas de ayudar a los refugiados en la frontera.

Al comienzo de la visita, un estudiante misionero de Hong Kong se unió a dos misioneros de Tailandia y su fotógrafo para un viaje de una hora en moto hacia Myanmar. Los cuatro querían evaluar las necesidades de una pequeña aldea de 14 familias, dijo Tranqui Vergara, uno de los misioneros tailandeses que estuvo en el viaje.

En la aldea, los visitantes fueron testigos de la lucha diaria por agua potable. La fuente de agua más cercana estaba ubicada a 1 milla (1 kilómetro), y los aldeanos caminaban ida y vuelta con baldes.

La estudiante misionera  Janiz Shuk Ching Li sintió compasión por las familias.

“Realmente se compadeció de ellos, y su corazón fue tocado por su condición”, dijo Tranqui.

Cuando Janiz volvió al campo de refugiados en la frontera, contó a los otros estudiantes misioneros lo que había visto. Ellos decidieron donar 50.000 baht (cerca de US$1.500) para hacer una tubería simple desde la fuente de agua hasta la aldea. El dinero era lo que quedaba de los fondos que los estudiantes habían juntado a través de ventas y otros eventos de recaudación para el viaje misionero.

Los estudiantes volvieron a sus hogares en Hong Kong y Corea del Sur cuando se terminó el trabajo de la tubería un mes después. Tranqui envió por correo electrónico fotos de la tubería a los encantados estudiantes.

Pero la tubería terminó proveyendo algo más que agua. Abrió el camino para que los niños de la aldea recibieran el agua de vida, dijo Tranqui.

“Los aldeanos no eran cristianos, y no querían saber nada con el cristianismo pero cuando vieron este simple acto de bondad de parte de cristianos, quisieron una escuela para sus niños”, dijo Tranqui.

Por invitación de los aldeanos, la Iglesia Adventista del Séptimo Día abrió una escuela en la aldea en junio de 2016. La escuela ahora tiene 40 alumnos; cada niño de la aldea en edad escolar asiste a ella, y también varios niños de aldeas cercanas.

“Ahora esa aldea es muy feliz. Tienen un sistema de agua y una Escuela Adventista gracias a la bondad de esos estudiantes”, dijo Tranqui.