Noticias Adventistas

Personas

Víctimas de violencia cuentan testimonio

La campaña Rompiendo el silencio, promovida por la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde hace 15 años, tiene el objetivo de combatir la violencia doméstica y motivar a las víctimas a denunciarla.


  • Compartir:

(Foto: Shutterstock)

Curitiba, Brasil... [ASN] Para Ana*, es difícil recordar lo que pasó en un período de su adolescencia. Ella se estaba convirtiendo en una mujer llena de sueños y no se había encontrado con nada que pudiera interumpirlos. Pero poco a poco le demostraron un interés que iba más allá de la relación de familia; algo que Ana tardó en percibir. “Yo no podía ver maldad en las personas. Pensé que podía tener con él la misma relación que había tenido con mi padre biológico en la infancia, y él se aprovechó de esa cercanía”, relata.

Lea también:

Descargue los materiales de la campaña Rompiendo el Silencio 2017

Las conversaciones tenían segundas intenciones. El abuso, de varias maneras, comenzó a ser evidente y llegó la violación. Ella se veía en un callejón sin salida y ni siquiera les contaba a sus amigas lo que estaba sucediendo. “Me daba asco. Cuando decidí contárselo a una vecina y a una amiga mía, el abuso se detuvo. Ellas organizaron una reunión conmigo, con mi mamá y mi padrastro, pero él (mi padrastro) negó todo y dijo que no recordaba nada de eso”, destaca Ana, quien hoy tiene 36 años.

Según el psicólogo, Christofer Valenço, hablar de lo que está sucediendo es una de las maneras de interrumpir el ciclo del abuso. “Normalmente, los abusadores se valen del poder que tienen gracias al silencio de la víctima. Si ese silencio se termina, él pierde el control. Cuando el agresor sabe que tiene a alguien que lo observa, alguien por encima de la víctima, que la cuida y la protege, eso trae un proceso de inhibición”, explica.

Valenco cree que eso se da por el miedo a la exposición y a los juicios. “Muchas veces, la víctima tiene miedo del qué dirán y siente vergüenza por lo sucedido. Ella se siente culpable. Incluso algunos llegan a preguntarse si es que han mostrado algún tipo de interés para que eso suceda”, aclara el psicólogo.

En el caso de Ana, la valentía de denunciarlo a la policía no pudo hacerse porque su madre la desanimaba diciéndole que nadie le creería, además de la defensa férrea que le dedicaba a su entonces marido. Los años pasaron. Ana se casó, tuvo una hija, pero aun hasta hoy carga con las marcas de aquellos años. “Quiero decirles a las personas que no permitan que eso continúe. No tengan miedo de hablar, porque va a llegar un momento en el que no van a poder seguir viviendo así”, afirma emocionada.

A pesar de que cada persona reacciona de manera diferente a las situaciones de abuso, Valenço admite que siempre existirán esas marcas. Sin embargo, la diferencia está en cómo aprender a tratar con ellas. “Esas marcas siempre la acompañarán, pero no será una marca que recordará constantemente. Muchas veces, ya sea por terapia, búsqueda de la persona o, incluso, hasta características de la personalidad, [puede ser que] logre pasar por eso como una parte de su historia que quedó en el pasado”, analiza.

En alerta

Desgraciadamente, Júlia* también fue una víctima. Quien la abusó fue su padrastro, el mismo que en ese momento también abusaba de sus dos hermanos: una niña de dos años y un bebé de 11 meses.

A pesar del trauma, la adolescente pronto salió de la situación gracias a la madre que descubrió el abuso. Inmediatamente, llevó a la niña a la policía, para denunciar al agresor, y al hospital, para que le hicieran exámenes. “Contarle todo a la policía sería la mejor manera, porque yo sola no podría hacer nada. En un momento de esos, se necesita mucha fe para pasar por eso. Después de salir de hospital con Julia, le expliqué que la culpa no era de ella. Tuve mucho apoyo de la asistente social para saber lidiar con la situación”, le cuenta la madre.

Fue en ese proceso que también se descubrió el abuso contra los otros dos hermanos. La madre ya había notado que los hijos tenían comportamientos sexualizados, pero no los había asociado a un posible abuso.

Con relación al cambio de comportamientos, el psicólogo orienta que la alteración del sueño, la sociabilidad, los comportamientos erotizados o incluso hasta problemas físicos, si son cambios bruscos para el niño o adolescente, exigen atención. “los cambios se ven hasta en los niños más tranquilos. Pueden presentar hasta dolor de cabeza, de estómago o enojo con ciertas personas o situaciones. Todo eso altera mucho a la víctima”, explica el psicólogo.

En ese proceso de volver a levantarse, la Iglesia Adventista le dio albergue a la familia, que hacía poco tiempo estaba conociendo a la denominación por medio de un conocido. Los voluntarios de una congregación local en Río Grande de Sur, en Brasil, junto a la Acción Solidaria Adventista (ASA), les dieron todo el apoyo a sus necesidades básicas. Incluso construyeron una pequeña casa para albergarlos cuando fueron desalojados del inmueble en el que vivían.

Julia comenzó a asistir al Club de Conquistadores e ingresó también a la Educación Adventista, gracias a un proyecto de recaudación de fondos que le dio la oportunidad de unirse a la red educativa. Con todo ese apoyo, la muchachita ha progresado y encontrado fuerzas para superar el trauma. La familia cuenta con el monitoreo de la asistente social y tienen ropas y alimentos de ASA. “Si no hubiéramos ido a la iglesia, y si Dios no existiera en nuestra vida, no lo podríamos haber superado. Fue complicado”, resalta la madre de Julia.

Rompiendo el silencio

La campaña Rompiendo el silencio, promovida por la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde hace 15 años, tiene el objetivo de combatir la violencia doméstica y motivar a las víctimas a denunciarla, para que se pueda superar el dolor. Este año, el énfasis del proyecto tiene como temática el abuso sexual.

Aunque se realice a lo largo de todo el año, las principales actividades del proyecto, como las marchas y los foros, se desarrollarán este 26 de agosto, en diferentes ciudades de ocho países de Sudamérica. Para participar o recibir más informaciones, visite un templo adventista (haga clic aquí para encontrar el más cercano a su domicilio) o ingrese a http://rompiendoelsilencio.org/. [Equipo ASN, Jéssica Guidolin]