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Líder adventista en su artículo pide equilibrio en la divulgación del mensaje bíblico

Líder adventista sudamericano hace fuerte llamado.


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Pastor Erton Köhler, no artigo: “vejo com tristeza a maneira como essas pessoas perdem a capacidade de enxergar a realidade e ouvir conselhos”.

Pastor Erton Köhler en el artículo: "Veo con tristeza cómo estas personas pierden la capacidad de ver la realidad y escuchar los consejos".

Brasilia, Brasil… [ASN] El pastor Erton Köhler, presidente de la Iglesia Adventista para ocho países sudamericanos, publicó un artículo en la edición de octubre de la Revista Adventista (en español estará en la edición de noviembre), con una exhortación específica para el equilibrio en la divulgación del mensaje de la Biblia. El pastor Köhler escribe mensualmente para la revista, pero en esa edición el abordaje fue sobre la necesidad de tener cuidado con visiones extremistas, movimientos disidentes y la falta de unidad.

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En determinado trecho señala que “El enemigo sabe que en estos últimos días necesitamos una iglesia fuerte, profunda e integrada, para cumplir la misión y preparar a un pueblo para el encuentro con el Señor. Cuanto más nos dividamos, más nos distraeremos y debilitaremos”.

Lea abajo el artículo completo titulado

Respeto, Tristeza y Esperanza

CREAR PEQUEÑOS GRUPOS INDEPENDIENTES NO ES UNA ESTRATEGIA DE DIOS

“Ya no sé qué hacer para ayudarlos”, fue el clamor de un pastor, al hablar sobre los jóvenes que habían formado un grupo de oración. Comenzaron con buenas intenciones, pero perdieron el equilibrio, volviéndose místicos y críticos, y sintiéndose superiores al resto.

“Intenté aconsejar, pero fui tratado como liberal y laodicense”, concluyó.

La mayoría de estos grupos (dirigidos por líderes que mezclan el carisma con la falta de equilibrio) nacen con buenas intenciones, pero desdichadamente terminan perdiendo el rumbo, alejándose del cuerpo de la iglesia o adoptando interpretaciones independientes.

Cuando eso sucede, lo que podría ser una bendición termina generando división y fanatismo. ¡Dios no actúa de esta forma!

El enemigo sabe que en estos últimos días necesitamos una iglesia fuerte, profunda e integrada, para cumplir la misión y preparar a un pueblo para el encuentro con el Señor. Cuanto más nos dividamos, más nos distraeremos y debilitaremos. Estamos actuando intensamente para mantener el foco de atención, fortalecer nuestra teología, buscar un reavivamiento espiritual y mantener la unidad de una iglesia tan diversa. Es más fácil identificar las fallas en este proceso y criticarlo que liderarlo. Es más fácil crear pequeños grupos independientes que mantener unida a una gran iglesia. La disidencia o la independencia consumen las energías, quitan el centro de la misión y terminan distanciándonos de la gran esperanza.

Cuando eso sucede, tengo tres fuertes sentimientos: respeto, tristeza y esperanza.

     Respeto hacia los involucrados en estos  grupos, pues no existe otra actitud cristiana para tratar con las divergencias. Mi visión es redentora, siempre a la espera de que vuelvan al camino original, como ha sucedido con otros grupos semejantes. El  respeto también me ayuda a recordar que descender al mismo nivel que el error, para intentar corregirlo, es repetirlo.

Veo con tristeza la manera en que estas personas perdieron la capacidad de percibir la realidad y oír consejos. Pero también hay mucha gente sincera, que es manipulada por líderes carismáticos, críticos e independientes. Mi tristeza aumenta, al ver que la mayoría de estos grupos queda meramente girando alrededor de la iglesia, sin ningún compromiso con la misión, y agotando las fuerzas de sus dirigentes y sus pastores. La mayoría tiene una visión estrecha, y suelen hablar de un solo tema (la apariencia personal, la música, la alimentación, los eventos finales, la Trinidad, el perfeccionismo y el dinero, por ejemplo).

Así, muestran falta de equilibrio para entender que la vida cristiana es amplia, y el resultado de la integración de muchos temas, fundamentados en la gracia de Dios. También siento tristeza al ver cómo atacan a los demás para defender lo que creen. Esta actitud revela sus verdaderas intenciones, y muestra que no tienen amor, ni el espíritu de Cristo. No podemos olvidar que “los que no aprendan a vivir en armonía aquí en esta Tierra nunca llegarán a estar unidos en el cielo” (Exaltad a Jesús, p. 303).

Este escenario difícil, sin embargo, me trae esperanza. Recuerda que los grupos de este tipo en verdad no se levantan en contra de la iglesia y de sus líderes, ni seducen solamente a personas inocentes, sino también actúan en contra de Dios mismo, al crear confusión y discordia, y al destruir la unidad, debilitar la misión, y distraer a los líderes y los pastores de su centro principal. Dios permite que surjan, actúen, lleguen a su límite, y que sus verdaderas intenciones se revelen con claridad, y solo entonces él resuelve la situación. No necesitamos temer, pues “las  pruebas de la vida son los instrumentos de Dios para eliminar de nuestro carácter toda impureza y tosquedad” (El ministerio de la bondad, p. 22). Eso fortalece la esperanza en que cualquier momento difícil causado por estos grupos no dividirá a “la niña de los ojos de Dios”, sino que esta saldrá más fuerte.

Tenemos muchas limitaciones, pero trabajamos para crecer en todas las áreas por el poder de Dios, apoyados por la intercesión y la dedicación de miembros fieles y pastores  comprometidos. Pero, los desafíos son mucho mayores que la simplicidad que algunos imaginan. Nuestros ojos no están concentrados en los problemas, sino en las oportunidades que Dios nos brinda, pues “por débil e imperfecta que parezca, la iglesia es el objeto al cual Dios dedica en un sentido especial su suprema consideración” (Los hechos de los apóstoles, p. 11).

No vamos a gastar energías, tiempo o recursos con el propósito de combatir estos grupos; eso solo produce distracción. Nuestro foco debe estar en la misión y en llevar a la iglesia de regreso a la Palabra. Pues, en última instancia, “así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma” (Jer. 6:16).  [Equipo ASN, de la Redacción]