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Con oración, albañil es curado de fibrosis pulmonar

A través de una oración de fe, Dios lo curó y hoy vive agradecido.


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Por Rosmery Sánchez

"Hoy vivo para servir a Dios", afirma Víctor, al contar su testimonio en la jornada de oración. (Foto: Rosmery Sánchez)

En muchas oportunidades se ha escuchado que hay poder en la oración, sin embargo, es un enunciado que no comprendemos hasta que lo vivimos en carne propia, tal es el caso de Víctor Sandonás Milla (75), un albañil que hoy vive en la ciudad de Lima (Perú) agradecido a Dios por haberle concedido un milagro.

“Durante nueve meses llevé tratamiento en el hospital, pero no había mejoras en mi salud. Sentía que estaba igual y ya estaba cansado de ir cada vez que me citaban”, afirma don Víctor. “Los médicos me recomendaron sacarme una tomografía pulmonar, pero yo no contaba con el dinero suficiente y no pude hacerlo”, comentó.

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La enfermedad cada vez más se apropiaba del cuerpo de Víctor, las fuerzas se le acababan y la desesperanza le hundió en una depresión. “Con lágrimas, pedí ayuda al médico. Yo quería una solución para sentirme mejor, pero las respuestas fueron negativas”, señaló el albañil.

Con las pastillas en sus manos, se retiró del hospital y llegó a su casa con la fe y la esperanza de encontrar sanación a través de la oración. “Voy a poner mi confianza en el Señor”, se dijo a sí mismo.

Allí, en su soledad se dirigió hacia su jardín y se apoyó sobre el frágil tronco de la chirimoya (fruta peruana) y empezó a llorar como un niño. “Señor, Señor… ¡Ayúdame! Ya no quiero seguir tomando estas pastillas, ya no me hacen bien. Sé que tú eres el Médico de los médicos y puedes sanarme. Si no es tu voluntad que yo me sane, permite que consiga un sucesor para que cuide de esta planta porque tengo que regarla todos los días”, clamó con un corazón sincero. Al instante, empezó a toser fuerte y expectoró como nunca antes podía hacerlo. Luego de un susto, la tos desapareció.

Ha pasado más de un año desde aquél entonces y el albañil no ha vuelto al hospital por esta enfermedad. Dios escuchó su oración en aquel momento. “¡Dios me ha sanado!, ¡Él lo puede todo!”, exclama con gratitud entre lágrimas.

Hoy, Víctor es un líder de la Iglesia Adventista del Séptimo Día “Horacio Zeballos”, en el distrito de Ate, al Este de Lima.  Afirma que su vida solo responde a un milagro divino y vive para contar a otros lo que la oración puede hacer cuando clamamos a Dios con fe. “Ahora, estoy participando en los Diez días de oración y les animo a unirse a este programa y comprobar lo que Dios es capaz de hacer por ti mediante la oración”, invita.

Los Diez días de oración y 10 horas de ayuno es un proyecto sudamericano que realizó la Iglesia adventista del 22 de febrero al 3 de marzo, con el propósito de incentivar a la oración como la mejor aliada en todas las circunstancias de la vida, sin importar sexo, raza, ideología o idioma.