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La teología de la prosperidad es contraria al principio bíblico sobre finanzas

Pastor explica que el diezmo es la devolución de lo que se recibe de Dios, y no de lo que se pretende recibir.


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De la redacción

Los diezmos y ofrendas son el reconocimiento de que Dios es la fuente y el sustentador de todo lo que tenemos. (Foto: Shutterstock)

Diezmos y ofrendas. Aunque muchos defiendan que este asunto está restringido al Antiguo Testamento, pues es una ordenanza divina al pueblo judío, podemos confirmar la validez de sus principios y su práctica en el Nuevo Testamento en diversos escritos del apóstol Pablo y expresiones del propio Jesús (Mateo 23:33, Lucas 18:12). Por eso, el principio de los diezmos y de las ofrendas en ningún momento de la historia fue abolido, eximido o alterado por Dios, y todavía hoy son importantes su estudio y su práctica.

Aun así, el tema sigue siendo complejo para algunos y polémico para otros, pero la Biblia es clara y contundente en relación a él. La Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) conversó sobre finanzas con el pastor y doctor Ángel Manuel Rodríguez, que actúa en el Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General de la Iglesia Adventista. En la entrevista, explicó a la luz de la Biblia conceptos que pueden responder a muchos interrogantes en torno del tema. Siguen algunos de ellos.

  • Diezmar es reconocer que Dios es la fuente y el sustentador de todo lo que tengo, y que nada es por mérito mío ni lo recibí por mis esfuerzos.
  • Diezmar es la devolución de una parte de lo que recibí de Dios, y no de lo que yo pretendo recibir. Eso invalida la teología de la prosperidad, que dice que cuánto más doy, más recibiré en bendiciones.
  • Etimológicamente, “diezmo” significa la décima parte, o sea, el 10%. Ese es un porcentaje determinado por Dios, que no me corresponde administrar a mí. Por lo tanto, cualquier valor que yo devuelva a Dios fuera de ese porcentaje esta fuera del concepto de diezmo.
  • De todas mis entradas, o sea, todo lo que aumenta mi capital y mi patrimonio debo diezmar.
  • Mi compromiso no se resume al diezmo; las ofrendas tienen igual importancia. En Malaquías 3:8 Dios dice que podemos ser deshonestos con él en los diezmos y en las ofrendas. La diferencia es que el diezmo es un porcentaje determinado por Dios, y las ofrendas, un valor sobre el cual él me da libertad de decidir según el conocimiento que tengo de las bendiciones recibidas.
  • Los diezmos y las ofrendas deben entregarse en un solo lugar: el tesoro del templo (Alfolí, Malaquías 3:10), de donde son distribuidos equitativamente para el sostén y avance de la obra del Señor. Por lo tanto, no me cabe a mí indicar el destino de mi diezmo y mi ofrenda.

La entrevista con el pastor Rodríguez también responde a otras diversas cuestiones amplias y específicas. Mírela completa en: