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El fósil de un sapo descubierto en Brasil, refuerza la teoría creacionista

El fósil encontrado en el nordeste de Brasil puede confirmar la tesis creacionista de un entierro rápido y catastrófico, como el sucedido a causa del diluvio bíblico.


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El descubrimiento, que arroja luz sobre las ranas, tuvo lugar en un lugar famoso para estudios geológicos llamado Formación Crato. (Foto: Reproducción de Science Direct)

El volumen 101 de la revista Journal of South America Earth Science, de agosto de 2020, publicó el encuentro de un anuro del periodo conocido como Cretáceo Inferior, supuestamente de 19 millones de años, en la Formación Crato del nordeste de Brasil. Los anuros son un grupo de animales de la clase anfibia que incluyen a los sapos y varios tipos de ranas.

La Formación Crato está constituida por rocas calcáreas que forman bancos de hasta 60 metros de espesor, intercalado con material arenoso de granulado fino y grueso. Es parte de la Cuenca de Araripe. Este lugar es un depósito sedimentario general este-oeste formado durante la ruptura del supercontinente Pangea en las fases finales de apertura del Océano Atlántico. La Cuenca de Araripe tiene cerca de 9000 km2 , e incluye los estados de Ceará, Pernambuco y Piauí. Para los creacionistas, la fragmentación de Pangea, que dio origen a los continentes actuales, fue uno de los eventos más dramáticos del gran diluvio bíblico narrado en el libro de Génesis.

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En los medios científicos, la Formación Crato es conocida mundialmente por sus fósiles, ya que muchos de ellos están excepcionalmente preservados. Allí también se encuentra una gran variedad de plantas y animales, incluyendo dinosaurios, aves, peces, insectos, anfibios, serpientes, inclusive una con cuatro patas, además de otras especies de reptiles.

Nuevo género y especie

El espécimen encontrado fue llamado Kururubatrachus gondwanicus nov. Sp., que en realidad es un nuevo género y especie. Kururu  es el nombre de una especie de sapo que existe en Sudamérica; batrachus es el término en latín usado para sapo.

Según Federico Agnolin , del Museo Argentino de Ciencias Naturales, y uno de los autores de la investigación, el fósil representa un espécimen muy bien preservado, con el esqueleto prácticamente completo. Esto incluye el contenido estomacal preservado en su interior. El fósil es parecido a un grupo de sapos que viven en la actualidad y que abarca cerca del 54% de las especies de los sapos modernos.

El descubrimiento también sugiere que los sapos modernos ya estaban presentes y bien diversificados 40 millones de años antes del evento de extinción que sucedió en el límite entre los períodos Cretáceo y Terciario, mas conocido como evento K/T. Este evento se pone a 65 millones de años atrás, e incluso tendría provocado la extinción de los dinosaurios. Como los sapos modernos ya existían 40 millones de años antes del evento K/T, esto quiere decir que ya eran comunes y bien diversificados hace por lo menos 105 millones de años atrás.

Importancia para el creacionismo

Los resultados de la investigación son significativos desde el punto de vista creacionista. Uno de los criterios ampliamente reconocidos por los paleontólogos, es la formación de fósiles en buen estado de conservación, y los creacionistas también enfatizan el entierro rápido y catastrófico. Para ser fosilizados, los organismos deben ser enterrados rápidamente después de la muerte. Para observar una preservación como la de Kururubatrachus gondwanicus, el sepultamiento y la mineralización deben ser muy rápidos, antes de que los saprófagos, bacterias u otros procesos físicos destruyan la carcasa.

El entierro rápido impide la fragmentación y la desarticulación de la estructura ósea, mantiene intactas las articulaciones y permite el reconocimiento de los puntos de fijación de los músculos a los huesos.

En el caso de los Kururubatrachus gondwanicus, el entierro fue tan eficiente que llegó a mantener al animal muy bien preservado y a conservar, incluso, el contenido estomacal en su interior que representa una característica rara en el registro fósil. Una catástrofe tan violenta como el diluvio bíblico seguramente proporciona las condiciones necesarias e ideales para una conservación de esta naturaleza.

Otro aspecto importante de la investigación es el hecho de que, aunque hayan pasado más de 105 millones de años, este grupo de anuros no sufrió ningún tipo de evolución o modificación morfológica o estructural. Se mantuvieron prácticamente con las mismas características de los anuros modernos. Una de las características importantes de la teoría de la evolución es la descendencia con modificaciones a partir de un ancestro en común. Estas modificaciones suceden cuando hay un cambio en la frecuencia de los genes de una población a través del tiempo. Y las diferencias genéticas son hereditarias y pueden transmitirse para la próxima generación, lo que da origen a los cambios a largo plazo.

Aunque de acuerdo con la teoría de la evolución, los ambientes también están siempre en estado de cambio. Ya sea por alteraciones climáticas, por alteraciones en la disponibilidad de alimentos o nutrientes, o por otros factores físicos, químicos o ambientales. La selección natural con las mutaciones actúan sobre estos factores y provocan los cambios (evolución) en estos individuos haciéndolos más aptos para el nuevo medio ambiente.

Un tema importante

Esto no parece haber sucedido en el caso de los Kururubatrachus gondwanicus. De acuerdo con la investigación, los anuros modernos ya eran comunes y se encontraban bien diversificados hace más de 100 millones de años. Con esto surge la pregunta de que por qué los mecanismos evolutivos no actuaron en estos animales, inclusive después de haber pasado tanto tiempo, pensando que realmente estamos hablando de más de 100 millones de años. ¿Será que el ambiente se mantuvo estable durante tanto tiempo, no generando ninguna presión selectiva que resultara en la modificación de estaos animales? ¿Será que los cambios climáticos, el efecto de los fenómenos atmosféricos en la circulación de los vientos y de las corrientes oceánicas, las lluvias, las catástrofes ambientales y la relación entre los individuos y la disponibilidad de nutrientes, vitales para la supervivencia de las poblaciones se mantuvieron sin alteraciones?

Este no es el momento de sacar el merito de la investigación a través de un comentario corto, pero son preguntas que merecen ser levantadas y discutidas. Se sabe que los creacionistas defienden la posibilidad de la microevolución, o sea, pequeñas variaciones entre las especies en un intervalo corto de tiempo, o que esta parcialmente de acuerdo con los resultados de la investigación, siempre que los cambios en los anuros hayan sido pequeños.

Esto quiere decir que no hubo procesos evolutivos en estos animales como dice la teoría de la evolución. Y que el lapso de tiempo entre la formación del fósil y la actualidad es mucho más pequeña que los 105 millones de años que la investigación propone. En realidad, entendemos que Dios creó una variedad amplia de tipos básicos para poblar la Tierra, hace unos pocos miles de años, y que los que sobrevivieron a la gran catástrofe del diluvio bíblico todavía se encuentran en nuestro medio, afectados, o no, por cambios pequeños de carácter micro evolutivo, que descartan una macro evolución.

Marcos Natal es doctor en Geología y presidente de la Sociedad Creacionista Brasileña.