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La solidaridad en su punto más alto

La solidaridad en su punto más alto

La enciclopedia libre Wikipedia define solidaridad como “la capacidad de entregar a otros individuos pensando en estos como tus semejantes; es decir, poder compartir un hogar, alimentos, sentimientos, abrigo, etc.”. ¿Usted se considera una persona so...


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La enciclopedia libre Wikipedia define solidaridad como “la capacidad de entregar a otros individuos pensando en estos como tus semejantes; es decir, poder compartir un hogar, alimentos, sentimientos, abrigo, etc.”.

¿Usted se considera una persona solidaria? O sea, ¿cómo se siente en relación a las personas a su alrededor que necesitan de usted? La solidaridad es una de aquellas cosas lindas del ser humano que lo hace más humano cuando a practica. Como un virus, ella tiene este poder mágico de contagiar y movilizar a las personas y llevarlas a unirse en una causa común, que muchas veces, trasciende las barreras geográficas, culturales, raciales y sociales.

Mucho se habla hoy que el ser humano se volvió más egoísta y autosuficiente, y creo que eso es verdad. Pero también creo que Dios puso en nuestro ADN esta cosa llamada solidaridad, y que ella está entre aquellas cosas buenas de la vida que el mal no logró deteriorar totalmente entre nosotros.

La razón por la cual elegí este tema para reflexionar durante este mes tiene que ver con el tifón Haiyan que asoló las Filipinas hace algunas semanas atrás, dejando un rastro de muerte, destrucción y millones de personas damnificadas, necesitando de todo tipo de ayuda humanitaria. Lo que vimos durante los siguientes días fue una increíble movilización mundial para socorrer a los sobrevivientes. Personas de todos los rincones del planeta se unieron en oraciones, muchos se alistaron voluntariamente para ir hasta las Filipinas para apoyar las acciones de socorro y diversas organizaciones y gobiernos de todo el mundo se unieron en una campaña para recaudar recursos y enviarlos al país.

Esto ciertamente no es nuevo para nosotros, porque ya vimos este tipo de movilización en otras ocasiones, como en el caso del tsunami del 2004 en Asia, y en el terremoto de Haití en 2010. O sea, lo que estamos viendo otra vez es ese espíritu de solidaridad que contagia y que tiene un gran poder de movilización, a lo que llamo “la solidaridad en su punto máximo”. ¿Por qué en su punto máximo? Justamente porque ella sobrepasa barreras geográficas, culturales y de distancia. Es mucho más fácil ser solidario con aquellos que están cerca de usted, o de su cultura, o de su país. Actos de solidaridad como el que vimos en relación a las Filipinas demuestran que a pesar de las barreras mencionadas, somos parte de una gran familia, la familia humana, y que de cierta manera somos interdependientes y ligados por los eslabones de la solidaridad universal.

Soy director de una agencia humanitaria, la Agencia de Desarrollo y Recursos Asistenciales de Brasil (ADRA Brasil), y nuestra red mundial, con presencia en más de 120 países, también se movilizó para ayudar a las Filipinas. Enviamos profesionales especializados en respuesta a desastres complejos como este. ADRA Filipinas movilizó centenas de voluntarios, y nuestras oficinas de varias partes del mundo lanzaron campañas de donaciones para las Filipinas, incluso en Brasil. Hasta este momento, en el que escribo, ya recibimos más de US$ 40.800 en donaciones de miles de personas en todo el Brasil, un hito en solidaridad del pueblo brasileño.

Me gustaría terminar mencionando un ejemplo que me inspiró. Algunos días atrás una joven vino a mi oficina con US$ 300 que había recaudado en su fiesta de cumpleaños. Ella me contó que pidió a sus amigos que no le trajeran regalos, sino que aquellos que quisieran hacerlo, que por favor le trajeran el equivalente en dinero como donación para ADRA, su organización del corazón. Bien, allí estaba ella con el dinero y con la siguiente pregunta: “¿A qué proyecto puedo destinar esta donación?” Le expliqué que estábamos en campaña para apoyar al pueblo filipino y que esa era la mayor necesidad del momento. Y entonces, ella no tuvo dudas de que su regalo de cumpleaños sería para apoyar a los sobrevivientes del tifón Haiyan. Qué gesto lindo e inspirador. Sin dudas, la solidaridad en su punto más alto.

Paulo Lopes

Paulo Lopes

¿Quién es tu prójimo?

Una de las vías de desarrollo es la solidaridad.

Paulo Lopes, 48 años, nació en Itapeva, al sur de Minas Gerais. Vive en Brasília, DF, donde actualmente es el director de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA - Brasil), una organización no gubernamental establecida por la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Es Licenciado en Administración de Empresas, y tiene estudios de Teología y Contabilidad, tiene más de 17 años de experiencia en el sector sin fines de lucro. Vivió y trabajó durante 18 años en países como Angola, Mozambique, Armenia, Rusia e India. Está casado con la profesora Edra Lopes y tiene dos hijos, Paul Lucas y Marcos Paulo.