Uno de los grandes argumentos racionales para la existencia de Dios es llamado “Argumento Cosmológico” o “Argumento Kalam”. La presuposición de este argumento me recuerda algunas historias. Antes de mudarnos a los EUA, teníamos un perro llamado Ackenaton (en homenaje al único faraón egipcio que era monoteísta, pero como era muy difícil, lo llamábamos Ton). Era un perro maltés muy cariñoso, y como era muy dependiente no le gustaba que lo dejáramos solo.

Cuando teníamos que trabajar, muchas veces lo dejábamos solo por algunas horas en nuestro departamento. Esa era la oportunidad de la venganza, porque al volver a casa era visible el efecto de su rabia. Lo divertido era que mientras no nos dábamos cuenta, venía como si nada hubiera pasado y nos saludaba feliz de la vida, pero cuando veía que nos dábamos cuenta de lo que había hecho, sintiendo el peso de la culpa, corría hacia debajo de la cama.

¿Qué tiene que ver esto con el argumento cosmológico? Bueno, la primera premisa del argumento cosmológico es que todo lo que es material tiene una causa. Desde el papel higiénico tirado por la casa, hasta el auto en el garaje, todo tiene una causa previa. Parece simple, pero es frente a esta realidad que podemos construir el resto de las premisas de este argumento:

1. Todo lo que existe tiene una causa.
2. El universo existe.
3. Por lo tanto, el universo tiene una causa.

Esta propuesta se volvió más atractiva después de los 60, cuando se dieron cuenta que el universo no es infinito. Note que si el universo fuera infinito los científicos podrían fácilmente decir que el universo no necesita de una causa inicial, porque él siempre existió. Sin embargo, hoy esa posibilidad fue descartada. Ahora, si el universo tuvo un punto inicial, lo que importa no es tanto el cuándo, sino el cómo. Para ello, necesitamos entender que esta causa inicial necesariamente necesita tener las siguientes prerrogativas:

1. Algo omnipotente (para traer todo a la existencia de la nada)
2. Algo infinito (no necesita de causa inicial)
3. Algo personal (para crear seres personales)

¿Conoce alguien así?