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La música y el espectáculo

La música y el espectáculo

En la guerra entre clips, el espectáculo. Primero fue lanzada “We are one” (Ole, Ola), música tema de la Copa del Mundo, evento que se realizará del 12 de junio al 13 de julio, en Brasil. La versión que corrió inicialmente en las redes sociales era f...


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La gracia de Cristo levanta al hombre de la nada para el todo

En la guerra entre clips, el espectáculo. Primero fue lanzada “We are one” (Ole, Ola), música tema de la Copa del Mundo, evento que se realizará del 12 de junio al 13 de julio, en Brasil. La versión que corrió inicialmente en las redes sociales era falsa. La  falsificación tuvo su fin cuando el trío Pitbull, Jennifer López y la brasileña Claudia Leitte, abrieron la presentación del Billboard Music Awards de este año, presentando la versión oficial integrada por ritmos calientes y tropicales. Interpretada en inglés, portugués y español, la música es parte del album “One Love, One Rhythm”, lanzado por la Federación Internacional de Futbol (FIFA) el 12 de mayo.

Días después, entró en escena Shakira, la cantora colombiana que electrizó la Copa del Mundo en Sudáfrica (2010) con su “Waka Waka”. El jueves 22 de mayo, ella lanzó “Dare (la la la)”, creando de inmediato reacciones diversas. El “hit” hecho para “mover” las masas, trae atletas cantando, artistas en “close” y escenas étnicas. El ritmo hierve, pues, este tipo de “música” tiene por objetivo crear en la imaginación colectiva la “imagen del espectáculo”. Los organizadores garantizan que en la apertura del evento, en Sao Paulo, cerca de 600 bailarines, gimnastas y ‘capoeiristasharán un espectáculo inolvidable, con el derecho a la transmisión a todo el mundo en tiempo real.

El tema del “espectáculo” no mueve solo a las “masas”, sino, la cabeza de filósofos y pensadores. Guy Debord (1997), en su libro ícono “La sociedad del espectáculo” argumenta que “el ser pierde espacio para el tener… y en la contemporaneidad, el tener pierde espacio para legitimar el parecer” (p. 17)[1]. Así, el “espectáculo” deja de ser espectáculo, para ser en la apariencia de las cosas, una mera representación. Y, en este contexto, la música asume un papel incuestionable porque en la calidad de fenómeno social ayuda a producir y reproducir el “espectáculo”. Tiago Pinto (2001), la “música es la manifestación de creencias, de identidades, universal en cuanto a su existencia y [trascendente] en cualquiera que sea la sociedad” (p. 221)[2].

Existe un espectáculo que nos toca como seres humanos: es el espectáculo de la gracia. En cuanto en la visión de Debord, el “espectáculo” reduce al ser en el “solo tener”, y después, lo aprisiona en la cisterna del “parecer ser”, la gracia de Cristo levanta al hombre de la nada para el todo. Por lo tanto, en esta nueva realidad, la música es otra. De artefacto cultural, pasa a ser la más profunda expresión de gratitud por el milagro del “espectáculo”. El profeta Jeremías describe la escena: Dios pasa con diligencia por su viña, buscando el resto de Israel (6:9). Quien busca es Dios mismo, pues buscar y salvar es una iniciativa divina. La versión DHH detalla: “buscar y rebuscar, como se rebusca entre las ramas de un viñedo hasta que no queda ninguna uva”. Ante este espectáculo, quien canta son las huestes celestiales. “hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10), afirmación que Cristo mismo hizo.

Jeremías describe otros espectáculos de gracia. El bálsamo que cura heridas (8:22), “el que hace crecer la carne nueva al sanar una herida"[3]. El grito desesperado de Dios: “Convertíos, hijos rebeldes, dice el Señor, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion” (Jer. 3:14). Ante ese espectáculo, Jeremías invita: “Cantad a Jehová, load al Señor […] No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío” (20:13; 10:6).

El profeta Zacarías relata un tremendo espectáculo de gracia. Cristo de un lado y Satanás del otro, para oponerse a Josué, el sumo sacerdote, quien vestía ropas sucias, y por eso Satanás lo acusaba. En este punto de la historia, Cristo dice: “¡Quítenle las ropas sucias! Y a Josué le dijo: Como puedes ver, ya te he liberado de tu culpa, y ahora voy a vestirte con ropas espléndidas. Entonces dije yo: ¡Pónganle también un turbante limpio en la cabeza” (3:1-5 NVI). De inmediato Josué recibió el turbante. Es exactamente esto lo que sucede cuando usted confiesa ante Dios sus pecados. Así Dios lo vestirá de “vestiduras de salvación”, y lo cubrirá con el “manto de justicia” (Isaías 61:10).

No hay informaciones sobre cuánto costó la producción del musical para el espectáculo de la Copa del Mundo. Pero, una cosa es cierta. Ante el espectáculo de gracia por usted y en usted, su canción puede ser la más simple, pero, Dios la aceptará, pues, la canción que más le agrada a Dios es la de la gratitud.


[1] DEBORD, Guy. A Sociedade do Espetáculo. Rio de Janeiro: Contraponto, 1997.

[2] PINTO, Tiago, O. Som e Música. Questões de uma Antropologia Sonora. Revista              Antropológica, USP, vol. 44 no. 1 São Paulo, 2001.

[3] COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA. Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995. t. 4 p. 429.

Jael Eneas

Jael Eneas

Loor y Música Cristiana

Música cristiana como expresión de loor a Dios.

Licenciado en teología, cursando actualmente la maestria en la misma área. Es director de desarrollo espiritual de la Universidad Adventista de São Paulo, Campus Hortolândia. Compositor de la canción “Cocecha 90”, “Nacional 89” para la División Sudamericana, enseñó música sacra para el SALT. Durante 21 años lideró el ministerio de la música, comunicación y educación en Asociaciones y Uniones en las regiones del norte, noroeste y sudeste de Brasil. Participó de la Comisión de Revisión del Himnario Adventista en 1996. Twitter: @jaeleneas