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¡Enriquézcase!

¿Qué significa el concepto de rico en la Biblia? Sépalo en este texto.


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Foto: Gentileza de los misioneros.

Ser rico y vivir en paz con Dios. ¿Qué más se puede querer? Esos conceptos parecen antagónicos, pero son bíblicos. Un ejemplo clásico es el del “hombre más rico en la región del este” (Job 1:3, TLA). Job se mantuvo rico espiritualmente y en paz con Dios, aun cuando perdió todo y a todos. Al final de su historia él no recibió el doble de hijos porque la familia es de valor insustituible. Pero recibió el doble de las cosas que había perdido. La Biblia no enseña que es malo tener mucho dinero. Pablo declaró: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe” (1 Timoteo 6:10). Pero, los que se pierden son los que aman más el dinero que a Dios y a las personas. El apóstol llamó a la avaricia “idolatría” (Colosenses 3:5).

En Lucas 12:15-21, Jesús presentó los aspectos negativos de la vida de un hombre “avaro” y exageradamente apegado al dinero, obsesionado por adquirir y acumular, alguien que no es generoso. “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”, recomendó Cristo. Jesús llamó a ese hombre “necio” por acumular riquezas y no conocer su futuro. Sin embargo, eso no se aplica solo a quien tiene mucho dinero, pues también quien tiene poco puede perder la fe por la avaricia.

Valor inmensurable

Algunas cosas valen tanto que el dinero no puede adquirirlas. Y solo apreciamos su valor cuando nos faltan: esposa, hijos, familiares, amigos, salvación, paz con Dios, alegría, perdón, amor, salud, esperanza, confianza, libertad, sábado. En el hebrero bíblico, no hay equivalencia para la palabra “cosa”. El término davar, que se usó para designar “cosa”, significa habla, palabra, mensaje, informe, noticia, consejo, pedido, promesa, decisión, sentencia, tema, historia, dicho, declaración, actividad, ocupación, actos buenos, eventos, modo, manera, razón, causa, pero jamás “cosa”. ¿Sería una señal de pobreza lingüística o “una indicación de una visión del mundo distorsionada, que no coincide con la realidad (derivada de la palabra latina res, cosa)?” (Abraham Joshua, Heschel o Schabat, pág. 17).

En la Biblia hay varios textos que hablan de la riqueza incalculable de Dios para sus hijos. Isaías 55:7 (NVI)  dice que el Señor es “generoso para perdonar”; Romanos 10:12 informa que es  “rico para todos los que le invocan” y para “salvar”; Efesios 2:4-10 enfatiza que es “rico en misericordia”; y Proverbios 10:22 afirma que “la bendición del Señor enriquece”. A pesar de la crítica de Jesús al hombre avaro, vemos que la escena se repite en Apocalipsis 3, se refiere al cristiano que se siente rico, abastecido y que no siente falta de nada, pero no se da cuenta que es un “desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. En la parábola de Lucas 12, al mismo tipo de individuo se lo llama “necio”. La parte positiva en Apocalipsis 3, así como en la parábola, es que podemos ser ricos para con Dios: “yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico” (Apocalipsis 3:18). Elena de White aclara: “El oro afinado en el fuego es la fe que obra por el amor. Sólo esto puede ponernos en armonía con Dios. Podemos ser activos, podemos hacer mucha obra; pero sin amor, un amor tal como el que moraba en el corazón de Cristo, nunca podremos ser contados en la familia del cielo” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 122). La autora agrega: “El oro probado en el fuego que se recomienda aquí, es la fe y el amor. Enriquece el corazón, porque ha sido refinado hasta su máxima pureza, y cuanto más se prueba, tanto más resplandece” (Testimonios para la Iglesia, v. 4, p 91). Todo aquel que tiene fe y amor es rico y vive en paz con Dios, además de que tiene su tesoro guardado en el Cielo (Mat. 6:19-23). Es de valor incalculable tener el nombre en el libro de la vida eterna, como también el de nuestros familiares y amigos, la mayor alegría de Dios. Quien es rico para con Dios tiene paz por ser fiel en todo y porque lo coloca en primer lugar al comienzo y a lo largo de cada día.

Recibir para dar

En el cielo también hay una riqueza espiritual depositada dentro del arca de oro del pacto. Contiene cosas que simbolizan una relación con Dios (Hebreos 9:4):

  • Las tablas del pacto, los Diez Mandamientos (principios del amor de Dios).
  • La vara de Aarón que había brotado (confirmación del liderazgo elegido por Dios). Algunos no confían en los líderes de la Iglesia, porque no son perfectos. Pero la Iglesia es de Dios, y él sabe lo que hace con ella. Un caso que ilustra la actitud correcta del cristiano ante los líderes es el da la ofrenda de la viuda pobre, la única ofrenda que Jesús elogió en la Biblia. No lo hizo por la cantidad de dinero, porque antes de ella otros habían dado ofrendas más notorias. En Lucas 21:1-4, la ofrenda de la viuda pobre recibió elogios porque ella depositó su corazón y todo lo que tenía. Los líderes que administraban ese dinero en esa ocasión tenían el plan más cruel de la historia: matar a Jesús. A pesar de eso, él elogió la ofrenda por haber sido hecha de todo corazón y dedicada como adoración a Dios.
  • El recipiente con maná. (Era una prueba de que el sustento viene de Dios).

Nuestro reconocimiento de que el sustento proviene de Dios, que nos enriquece, está simbolizado por nuestros diezmos (Levítico 27:30-33) y ofrendas (Levítico 22:18-22) como una respuesta de fidelidad y gratitud a él. Abraham devolvió el diezmo de “todo” (Génesis 14:20), y Jacob también (Génesis 28:22). El diezmo pertenece a Dios. Es santo para el Señor (Levítico 27:30-33). Era Dios quien daba el diezmo a los levitas por el servicio que realizaban. Los levitas también diezmaban. Los diezmos son una ofrenda a Dios (Números 18:21-28). El diezmo fue establecido por Dios, y nosotros le devolvemos a él el 10% de lo que nos ha dado primero. La ofrenda deber ser proporcional y sistemática.

En la Biblia no encontramos un porcentaje preestablecido, pues si la “única ofrenda perfecta”  (Hebreos 10:14) representa al “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), es imposible mensurar su valor. Por eso, Dios pide todo nuestro corazón como ofrenda de gratitud a Jesús. Por esa razón ofrendamos. Y el Espíritu Santo que nos mueve a eso.

Para concluir, vale la pena reflexionar sobre un pensamiento de Pablo. “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” expresó el apóstol y aconsejó: “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.  Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna” (1 Tim. 6:10-12).

Rico para con Dios es quien, además de tener mucho amor y mucha fe, no deja a un lado la riqueza espiritual a cambio de los bienes de  esta Tierra.

Los misioneros que están en la Ventana 10/40 son ejemplos de fe y amor. Como el caso de este que atendió a refugiados en Turquía, provenientes de Siria con lona para la carpa que se prendió fuego en el campamento de refugiados y con comida pues no tenían nada.

 

 

 

Herber Boger

Herber Boger

Primero Dios

Historias y pruebas de fidelidad a Dios en todos los momentos y circunstancias de la vida

Graduado en Teología, con maestría en Liderazgo por la Universidad Andrews. Es el director actual del departamento de Mayordomía Cristiana de la Sede Sudamericana de la Iglesia Adventista y coordinador del proyecto Misioneros para el mundo. @Bogerjr