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Desenchúfese

Desenchúfese

Aprender a relajarse. Esta es una habilidad que pocas personas tienen y yo las admiro. A pocas personas, en este caso. Creí que era algo regional hasta que le reclamé a Dios: ¿Señor dónde está lo bahiano de mí? De a poco me fui dando cuenta de que no...


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Aprender a relajarse. Esta es una habilidad que pocas personas tienen y yo las admiro. A pocas personas, en este caso. Creí que era algo regional hasta que le reclamé a Dios: ¿Señor dónde está lo bahiano de mí? De a poco me fui dando cuenta de que no todos los bahianos (persona que nace en el Estado de Bahía, Brasil) son lentos y perezosos, ni que no todos los paulistas (persona que nace en el estado de São Paulo, Brasil) es trabajador y que no todos los gaúchos (personas que nacen en el estado de Río Grande del Sur, Brasil), son intrépidos. Esto tiene que ver con la personalidad y la misma se manifiesta por todo el Brasil, en realidad, por todo el mundo, es cuestión de evaluar los beneficios.

Yo soy del tipo que evalúa todo, todo el tiempo, ¡qué aburrido! Pero, ¿qué le voy a hacer? Soy así.

Por algún tiempo ni siquiera salía de vacaciones. Por algunos años estuve trabajando de un año al otro, orgullosa de que era una buena trabajadora, una incansable servidora. Creo que gente como yo tiene miedo de ser remplazada. Disculpe si lo ofendí, apreciado lector, estoy solamente hablando de mí. Es esa cuestión de estar siempre disponible, a costas de la propia salud, para no correr el riesgo de que su superior descubra que estará mucho mejor sin usted. ¡Una locura!

En el caso de las locuras, siempre es bueno tener cerca a gente “buena de la cabeza”. Me obligaron a tomar vacaciones y descubrí cómo es el doce far niente. Ahora, quiero 30 días todos los años, y si encuentran a alguien mejor que yo, mala suerte. Solo que después pasa al revés. Uno no se relaja el resto del año creyendo que tendrá 30 días para reponer las energías, como dicen por ahí, como si fuéramos pilas recargables que solo necesitamos que nos conecten a la electricidad. No lo somos. Tengo un amigo que se enferma la primera semana de vacaciones, siempre es así, como la Navidad el 25 de diciembre. Entonces, la familia tenía que esperarlo hasta que se recuperara para aprovechar las vacaciones, que en su caso, eran 15 días cada 6 meses, así que imagínese ¡qué desperdicio!

Soy una fanática de intentar vivir en paz, menos estresada para que las vacaciones puedan llegar sin grandes expectativas, porque todo día que pasó aproveché algo de bueno que me permitió descansar. Es que tenemos la manía de creer trabajar como una máquina o como la gente de la Revolución Industrial que incluso dormía dentro de las industrias y solo vivía para darle sentido a la máquina que gestionaba es ¡tan bonito!
Son personas que se enorgullecen al mostrar su agenda llena, a contar que no durmieron durante dos noches para hacer informes, que no saben qué es tener un domingo libre y que lo normal es trabajar 14 horas al día. Gente que no le da vergüenza afirmar que no ve al hijo despierto, a la mujer a su lado, al perro que ladra, a la vida que se le va… ¡un horror!

Y, ¿para qué tanto? Ni siquiera se enriquece... No tiene amigos, ni momentos felices que no sean otros que la famosa meta que busca alcanzar, ni descanso para las piernas y el cuerpo que está arriba de ellas. No disfruta el placer de hacer nada al lado de quien ama por una o dos horas al día, de ver el sol poniéndose, o apareciendo en el horizonte, si ese fuera el caso. De leer un libro con calma, un alimento para el alma. Este es el último mes del año y luego sus vacaciones llegarán, o tal vez esa semana de fiestas en que puede desconectarse un poco. Nada de enviar e-mail a la gente diciendo: “estoy de vacaciones, pero envíeme un e-mail o llámeme, que estaré conectado”. Por favor, desconéctese un poco del trabajo para descubrir que existe una vida linda que merece ser vivida. Ah, ¿la suya no es tan linda? Entonces, aproveche el tiempo libre para hacerla linda. Esto lo digo por mí: no creen que es mejor por trabajar como un loco. Lo encuentran útil, y cuando deja de hacerlo, lo remplazarán por alguno que tenga más pilas para gastar. Es así, ¿qué le vamos a hacer? ¿Le gusta su trabajo? Entonces, ahorre un poco más para tenerlo por más tiempo. ¿Bueno?

Fabiana Bertotti

Fabiana Bertotti

En la Vida Práctica

Periodista y escritora, quién escribe en este espacio sobre el comportamiento humano.

Periodista y escritora, quién escribe en este espacio sobre comportamiento humano. Twitter: @fabibertotti Facebook: Facebook.com/Fabibertotti Blog: Fabianabertotti.com