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¿Es pecado juzgar por la imagen?

¿Hasta que punto la imagen externa y la forma como somos (interiormente) deben estar en armonía?


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e-mesmo-pecado-julgar-pela-imagemImagine si después de comprar o ganar uno de mis libros, en tono femenino y arte delicado, usted lo abriera y descubriera que sus temas son de mecánica. De pronto, la expresión cliché de “no juzgar el libro por la tapa” no es tan así como la gente interpretaba. “Juzgar” parece ser una expresión tan dura, ¿verdad? Pero, como muchas palabras del diccionario, se la puede entender de diversas formas, hay que contextualizarla con un buen sentido común. Al final, ¿qué se entiende por “juzgar”? Presumir, suponer, presuponer, imaginar, creer, pensar. Al ver la diagramación de un libro, sus colores, fuentes e imágenes, ¿qué presupone de él? Muchas cosas, ¿no cierto? Un profesional lo planeó y lo creó para que transmitiera un mensaje. Y voy más allá, afirmando que un trabajo así revela la edad de su público destinatario, el objetivo de la obra y hasta el estilo literario del autor. No se trata de juzgar peyorativamente el libro por la tapa, sino de creer que obviamente ella expresa su contenido.

Usted no va a imaginar que un muchacho vestido con una camiseta de Palmeiras sea un corintiano. Su ropa no lo define, sino revela algo sobre él. Vale reflexionar: ¿hay coherencia entre su parte exterior y su alma? La gente considera importante combinar la cartera con los zapatos, pero hace poco caso a combinar la ropa con el carácter. En el fondo, todos saben que la vestimenta transmite un mensaje fuerte sobre el individuo, pero pocos lo admiten en voz alta. “Cuando administramos nuestra imagen, estamos cuidando de cómo los demás nos evaluarán”, afirma la consultora de etiqueta Romaly de Carvalho. “La ropa es un elemento importante de comunicación y no nos damos cuenta de eso”, continúa la especialista.

Viajo prácticamente todos los fines de semana para presentar temas. En los vuelos me siento al lado de personas de lo más diversas posible. La mayoría prefiere dormir durante los viajes, pero considero que el tiempo pasa de manera más agradable con una buena conversación. Creo que conocer gente nueva nos hace entender mejor el mundo y aprender mucho sobre el comportamiento. Ya conocí, en esas ocasiones, desde una especialista en necropsia hasta un jugador de fútbol. Conocí desde una asesora de prensa de una fábrica de chocolate hasta un estanciero que ama la vida del campo. Conocí desde una pastora hasta una ex BBB.

La lista es larga y bien interesante. Sea cual fuera su profesión, religión, estado civil, clase económica o edad, cada uno revela un poco de sí mismo a través de su imagen. Aprovecho algunas ocasiones para dirigir la conversación y descubrir lo que esa diversidad de personas piensa sobre la apariencia. “Yo solo uso maquillaje suave y esmaltes de colores naturales”, dijo una especialista en comunicación. “Como personal del área de la comunicación, sé que algunas cosas pueden dar una impresión negativa sobre mí, por eso busco ser lo más natural posible” continuó, sin saber que yo era cristiana y que trabajaba en esa misma área.

Es automático e inevitable extraer algunas conclusiones y crear ciertas suposiciones sobre quien está a su lado sin siquiera haber intercambiado una palabra. Lo mismo sucede cuando las personas nos ven. …“porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7). Solo Dios ve el corazón, el hombre no tiene el don de observar el alma, por eso lo que exponemos ante la humanidad es en primer lugar nuestro armazón. La imagen es el primer lenguaje. Este concepto está defendido por especialistas en etiqueta, marketing y psicología. El objetivo de este texto no es incentivarlo a practicar la hipocresía para mostrar una imagen agradable, pero falsa sobre sí mismo.

Vale recordar que los cambios exteriores comienzan en el interior, como un grano de maíz que se transforma en palomitas/pochoclo después de pasar por un proceso de calentamiento. El objetivo es que usted no confunda el significado de la palabra “juzgar”. Es imposible vivir sin presuponer ideas, pero Dios nos capacita para vivir sin apuntar el dedo hacia otros. Él nos alerta de no actuar como jueces, esa nunca fue nuestra función, y es un pecado de gran magnitud. “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mateo 7:1, 2).

 

Emanuele Salles

Emanuele Salles

Imagen & semejanza

Belleza y vestimenta analizados según los critérios de la Santa Biblia en un lenguaje más informal

Periodista, creadora del blog Bonita Adventista y autora de los libros Espelho, espelho meu... agora o espelho é Deus, Imagem & Semelhança e Filha de Rei. Viaja por Brasil para dar charlas sobre imagen cristiana, autoestima y valorización personal