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Doctor misterioso salva la vida de bebé en México

El doctor le dijo a los padres: “Deben orar a su Dios porque sólo un milagro puede salvar a su hijo”.


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Pedro Gerónimo Montero, de 50 años, abogado, hablando con Adventist Mission en la sede de la Unión Sureste Mexicana de la Iglesia Adventista en Mérida, México. (Andrew McChesney / Misión Adventista)

Maryland, Estados Unidos… [ASN] El padre mexicano de cinco hijos no sabía cuándo había estado más preocupado. Abel, su hijo recién nacido, no estaba reteniendo ningún alimento. Se estaba consumiendo.

Después de una serie de exámenes, los doctores determinaron que el bebé había nacido con un estómago deformado. Simplemente no podía procesar los alimentos. El niño de 15 días fue llevado para una cirugía de urgencia en el hospital gubernamental de Villahermosa, capital del estado mejicano sureño de Tabasco.

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“Estábamos muy preocupados por él”, dijo el padre, Pedro Gerónimo Montero, abogado.

En el hospital gubernamental, el doctor le preguntó solemnemente a Pedro y a su esposa si eran cristianos. Pedro y su esposa asintieron. La pareja se había unido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día cuatro años antes después que Pedro encontrara la emisora radial en idioma español del Canal Esperanza. Al escuchar las transmisiones adventistas, Pedro se había convencido de que estaba escuchando la verdad bíblica sobre el sábado como séptimo día. Él y su esposa habían hecho estudios bíblicos y habían sido bautizados.

“Sí, somos cristianos”, Pedro le dijo al doctor.

El doctor dijo: “Bien. Deben orar a su Dios porque sólo un milagro puede salvar a su hijo”.

El doctor programó la cirugía para el día siguiente. Los padres oraron. Oraron toda la noche.

A la mañana el doctor llamó a los padres antes de llevar a su hijo al quirófano. Les advirtió que la cirugía sería delicada.

Dijo: “Si corto demasiado el niño morirá. Si no corto lo suficiente el niño no podrá digerir la comida y morirá”.

El niño fue a la cirugía. Los padres oraron mientras esperaban.

Varias horas después el doctor salió del quirófano y declaró que la cirugía había sido exitosa. Dijo que se había arreglado todo el estómago del niño.

El doctor le dijo al padre: “Pero no permita que ningún otro doctor saque los puntos. Sólo yo”.

Pasaron dos días. El bebé se estaba recuperando bien. Los enfermeros empezaron a preguntar quién sacaría los puntos. Finalmente, hicieron los preparativos para sacar los puntos ellos mismos, pero Pedro los detuvo.

El padre dijo: “Estoy esperando al doctor. El doctor dijo que nadie más debía sacar los puntos”.

Los enfermeros preguntaron el nombre del doctor. Cuando el padre identificó al hombre como Dr. Daniel Hernández, los enfermeros quedaron boquiabiertos. Dijeron que un importante pediatra llamado Daniel Hernández había trabajado en el hospital, pero se había mudado a una ciudad lejana dos meses antes.

Un enfermero dijo: “No tenemos a nadie llamado Daniel Hernández trabajando en este hospital”.

Pedro y su esposa se entusiasmaron.

Pedro preguntó: “¿Entonces quién operó a mi hijo? ¡Debe haber sido el Señor!”

La esposa de Pedro empezó a llorar de alegría.

“Nos dimos cuenta de que era un milagro de Dios”, dijo Pedro en una entrevista con Adventist Mission.

Finalmente, un enfermero tuvo que sacar los puntos. El bebé se recuperó completamente.

Pedro se esforzó por encontrar al doctor llamado Daniel Hernández después de la operación de setiembre de 2010. Quería agradecerle por salvar la vida de su hijo, pero nunca lo encontró.

Hoy su hijo Abel tiene seis años y está sano.

Pedro, de 50 años, dijo que esta experiencia aumentó su determinación a compartir su fe con toda persona dispuesta a escuchar. En su trabajo como abogado, a los clientes casados que se han separado y piensan divorciarse, los anima a orar juntos y leer la Biblia. Como resultado, varias parejas se han bautizado.

Pedro también da estudios bíblicos. Siete personas fueron bautizadas por los estudios y otras once están preparándose actualmente para el bautismo.

Además, Pedro fundó tres iglesias adventistas en el sur de México.

Actualmente Pedro está orando para que su madre de 102 años se bautice. Está seguro de que el mismo Señor, que intervino para salvar la vida de su bebé, seguramente recreará el corazón de su madre anciana. [Equipo Adventist Mission, Andrew McChesney]