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Adventista salvó de morir a centenas de niños en África e Irak

La historia de un brasileño que enfrentó la muerte por salvar decenas de vidas en África e Irak.


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Marcelo quien prestaba servicios para ADRA junto a niños en Mozambique.

Brasilia, Brasil…[ASN] Enfermo de malaria y bajo los intensos ataques que trajo la guerra civil en Angola, Marcelo Dornelles, de 48 años, salvó a 20 niños angolanos de morir de hambre en medio de la ofensiva en 1993; mientras trabajaba para la Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asitenciales (ADRA Angola). Marcelo relata que alimentaba a los niños con polenta y los abrigada en su cabaña.

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“Lo que veía en las calles era terrible, decenas de niños piel y hueso muriendo de hambre. No podía soportar tanta miseria. La gente comía plantas, zuelas de zapatos, perros muertos. Así que junté a los niños que encontré y los llevé a mi casa, los alimentaba con polenta. No podíamos salir del refugio por temor a las bombas, ¿cómo escaparía y a dónde llevaría a 20 niños? Así que comecé a orar y solo Dios nos protegía del bombardeo y de no morir”, relata Marcelo que vivió para contarlo. Además agrega, timidamente, que tuvo que vivir dos años bajo los estragos de la guerra civil.

Además de los niños que Marcelo salvó de morir de hambre, creó un proyecto denominado “Hogares Sustitutos”, que consistía en ayudar a 200 niños recogidos de la miseria, que fueron llevados a esos hogares, un trabajo en conjunto con la iglesia Adventista del Séptimo Día de la región.

Perfil humanitario

Marcelo puede ser considerado un héroe, calmo y sencillo, líder, de perfil bajo y de humilde corazón; un brasileño que ha dedicado su vida al servicio humanitario desde sus tiernos 21 años de edad. Las líneas de expresión marcadas en su rostro junto a sus cabellos blancos hablan de años de arduo trabajo humanitario, bajo bombardeos, sol intenso, frío, lluvia o creando proyectos humanitarios en oficina.

Durante las reuniones se le ve al tanto de lo detalles, si alguno de sus colegas necesita de algún favor, al momento, es el primero en detectarlo y brindar ayuda de inmeditado, lo que le hace ser un líder querido por los que están bajo su cargo.

“En 1990 sentí una insatisfaccion muy grande a pesar de que tenía una vida confortable. Cuando vi las escenas, en la television, de la gente muriendo de hambre en Etiopia y Somalia- donde había guerra en aquel tiempo- sentí ese deseo de ayudar a la gente de aquellos países. Sabía que el llamado era de Dios”, comenta Marcelo.

Pedrito, uno de los niños huérfanos retirados de la calle y siendo recibido por su padre adoptivo. (Foto: gentileza de Marcelo Dornelles)

Fue en septiembre de 1990 que emprendió un largo viaje desde Brasil hasta Mozambique, donde hizo su primer voluntariado con ADRA, al término de la guerra fría, donde un millón de personas murió de hambre y cinco millones de civiles fueron desplazados.

“Cuando llegué a mi destino me di cuenta que la situación era más complicada de lo que había pensando, pero no podía dar marcha atrás se necesitaba de mucha ayuda”, cuenta Marcelo.

Ya en el campo, su trabajo de voluntariado fue arduo pero satisfactorio. Analizó aldeas con centenas de personas desplazadas afectadas por la sequías  ADRA implementó programas de alimentación para más de 100 pueblos entre otras tareas voluntarias que ayudaron a mucha gente en necesidad.

Con ese amor el prójimo, no contento con la labor que realizó por ocho meses en Mozambique, su deseo por prestar ayuda humanitaria solo aumentaba. Sin embargo, su madre que vivía en Brasil tenía problemas de salud lo que le obligó a regresar para cuidar de ella por un tiempo.

Marcelo volvió a la acción porque su pasión por la misión no le permitía estar lejos de quienes necesitaban de su ayuda. Se hizo responsable de la coordinación de las intervenciones humanitarias en las provincias orientales del norte y sur de Luanda (1997-1998) y en Huambo el 2001, para evitar la duplicación de intervenciones humanitarias y maximizar los recursos disponibles. Además trabajó proporcionando servicio a las Naciones Unidas. Sin duda, una vida dedicada al servicio al prójimo.

Desafío en Irak

Marcelo junto a niños refugiados en Mosul, Irak. Fuera de la clínica construida por Adventist Help y ADRA. (Crédito de foto: Carolyn Azo)

Aproximadamente un año atrás, Marcelo Dornelles aceptó el desafío de ser director de ADRA Kurdistán (Irak) para cuidar de la distribución de ropa de abrigo para las personas desplazadas por la guerra en territorio iraquí. Sin embargo, en mayo de este año, aceptó el grande desafío- por primera vez en la historia de ADRA- de ser uno de los principales organizadores del proyecto de Atención Médica de Emergencias 24/7 (junto a Adventist Help), ubicado en el campamento de refugiados Hasan Shami U2 en la ciudad de Mosul.

Vea más fotografías del ministerio de Marcelo.

“Él es un tipo con un corazón grande. Esta aquí con el propósito de ayudar a ADRA y a las personas. Está realmente involucrado con el trabajo que ADRA hace. Él, incluso, toma responsabilidades de problemas que no necesitaría hacerse cargo”, dice Liander Reis, tesorero de ADRA Kurdistán.

También agrega, “él (Marcelo) no depende en nada finacieramente de ADRA para su propio sustento, él haría eso sin ninguna remuneración. Incluso, Marcelo dona su salario pagado por la ONU para la infraestructura de los proyectos de ADRA”.

El trabajador humanitario es conocido en el grupo como un gran líder. En pocos días, Marcelo regresará a Brasil al concluir su contrato, para reunirse con su esposa Marcia y su hija Luania después de varios meses separados, en la ciudad de Curitiba Brasil donde viven actualmente. [Equipo ASN, Carolyn Azo]

¡Gracias, Marcelo, por salvar miles de vidas!

Vea un video con el protagonista de la historia.