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La gran esperanza llega al extremo más austral del mundo

La gran esperanza llega al extremo más austral del mundo

Buenos Aires, Argentina…[ASN] Héctor Pérez trabaja para el Ejército Argentino -Fuerzas Armadas- y es director del Grupo Operativo de Puerto Deseado. Hace unas semanas regresó de la Antártida, donde participó de una misión en la Base Científica Carlin...


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Morador de la Antártida Argentina, mostrando el libro La Gran Esperanza, entregado  por parte de su compañero de cuarto, un adventista del séptimo día.

Morador de la Antártida Argentina, mostrando el libro La Gran Esperanza, entregado por parte de su compañero de cuarto, un adventista del séptimo día.

Buenos Aires, Argentina…[ASN] Héctor Pérez trabaja para el Ejército Argentino -Fuerzas Armadas- y es director del Grupo Operativo de Puerto Deseado. Hace unas semanas regresó de la Antártida, donde participó de una misión en la Base Científica Carlinin, que duró 14 meses. Allí, tuvo la oportunidad de distribuir 30 libros misioneros entre sus compañeros.

Luego de recibir una instrucción de un año en Buenos Aires, donde le enseñaron a sobrevivir en hielo y nieve, Héctor partió para la Antártida sin conocer el propósito que Dios tenía para él allí. Compartió la experiencia con un grupo de 25 personas, compuesto por militares, científicos, etc. A medida que trabajaban juntos, iba entablando amistad con ellos. Sus compañeros veían que siempre se levantaba temprano para orar y ello les causaba intriga. Entonces comenzó a contarles sobre sus creencias y a regalarles el libro “La gran esperanza”.

“Charlábamos de cosas cotidianas basadas en las promesas de Dios”, comenta Héctor. Algunos le decían que querían comenzar a orar y le pedían que les enseñara cómo hacerlo. Además, todos se interesaron en conocer más la Biblia. Un científico que leyó el libro le dijo: “Si esto es cierto, es preocupante".

Héctor se levantaba todos los días a las 4 de la mañana para hacer su culto. Su compañero de cuarto observaba esto y le llamaba la atención. Cuando Héctor terminó su misión en la Antártida, se despidió de su compañero y le regaló el libro misionero. Su colega le dijo: “estaba esperando que me regales ese libro”. Lo abrazó y le pidió que siguiera orando por él.

“Era necesario sí o sí distribuirlo – asegura Héctor hablando de “La gran esperanza” - porque son compañeros que quizás no voy a volver a ver; por eso los invité a ellos a que lo lean con sus familias, con sus amigos”.

Además cuenta, al finalizar la nota, que eligió distribuir “La gran esperanza” porque… “es el momento en que cada uno de nosotros debe hablar de los días finales y sobre cómo debemos estar preparados y fortalecernos”. [Equipo ASN, Patricia Marcos]