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Varios líderes

Hay diferentes tipos de líderes y múltiples posibilidades de liderar.


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Foto: Shutterstock

Para muchas personas ser designado para ejercer el liderazgo en alguna función del trabajo o de la iglesia es algo que los atemoriza. Muchas personas en esa condición temen no lograr desempeñar bien la actividad. Se consideran fuera de los parámetros para ser líderes eficientes y terminan sucumbiendo a las amenazas que viven dentro de sí mismas. Víctimas de paradigmas equivocados perpetuados a lo largo del tiempo, limitan la influencia que podrían tener para bendecir más todavía a la iglesia que está bajo su responsabilidad.

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Así, es muy común oír a personas que dicen: “Yo no tengo el don de liderar” o “no podría hacer las cosas del modo como otros las hacen”. Actuando de esa manera ignoran que, aun entre pastores, considerados líderes por excelencia en el mundo religioso, el número de los dotados con “el don del liderazgo” es bastante pequeño. Por ejemplo, en una encuesta hecha en los Estados Unidos con 188 pastores, se descubrió que solo el 5,9% de ellos identificaban en sí el don del liderazgo.1 Además, se olvidan de que el Señor es el responsable de la variedad en el cuerpo de Cristo. Moisés y Aarón, David y Salomón, Pablo y Timoteo son muestras del relato sagrado de líderes que tenían personalidades muy distintas, pero que dejaron su marca en la historia del pueblo de Dios.

Más allá de la incomprensión y de la comparación, es fundamental destacar que liderazgo es una actividad pasible de ser aprendida y que no existe un tipo de personalidad exclusivo para ella. Eso significa que no todo extrovertido será un excelente líder ni todo introvertido está condenado al fracaso. El secreto está en el autoconocimiento, en conocer a las personas y crecer en habilidades que permitan comprender el ambiente en que se lidera y actuar para que haya crecimiento de los liderados.

En este artículo me gustaría compartir algunas ideas basadas en las investigaciones de David Merrill y Roger Reid que pueden ser útiles en la tarea del autoconocimiento y en la comprensión de las personas, a fin de contribuir para desarrollar el liderazgo y ampliar la influencia positiva en la causa de Cristo.

 Los estilos sociales

En la década de 1960, Merrill y Reid llegaron a la conclusión de que el comportamiento de las personas puede agruparse en tres segmentos: asertivo, responsivo y versatil.2 Para los autores, asertividad es “el aspecto de comportamiento que mensura si la persona tiende a expresar o preguntar, y el grado en que otros nos ven como intentando influenciar en sus decisiones”.3 A su vez, responsiva es la dimensión que “indica si una persona tiende a  emocionarse o controlar sus sentimientos, y la extensión en que otros nos ven como individuos que demuestran abiertamente sentimientos y emociones en situaciones sociales”.4 Finalmente, versatilidad es “la extensión con que otros nos ven como adaptables, talentosos y competentes”.5

Al analizar los tres segmentos, ellos identificaron que la intersección entre asertivo y responsivo formaba cuatro tipos básicos de estilo social, que influencian directamente el modo como las personas se adaptan al estilo de otras (versatilidad). Evidentemente, no hay estilo mejor o peor, y todos tenemos elementos de los cuatro; pero, uno o dos serán predominantes. A continuación siguen las descripciones de cada uno de ellos.6

<Traducción: Less/more assertiveness: menor/mayor asertividad; Less/more responsiveness – menor/mayor responsivo; Asks: Preguntar; Tells: Expresar; Emotes: emoción; Controls emotions: Control de emociones; Analytical behavior: Comportamiento analítico; Driving behavior:  Comportamiento conductor; Expressive behavior: Comportamiento expresivo; Amiable behavior: Comportamiento integrador>

Conductor

La persona que tiene ese estilo tiende a ser orientada por tareas, enfocada en resultados tangibles y procesos eficientes. No le gusta perder tiempo y aprecia la eficiencia y las informaciones precisas. Al valorizar la razón sobre la intuición, generalmente es lógica y convincente cuando presenta sus ideas. Además, confía en sí misma y no teme asumir riesgos. En virtud de sus fuertes opiniones, tiene dificultad para escuchar y considerar las necesidades de otros.

Expresivo

Quien se identifica en ese cuadrante también tiende a ser asertivo, pero sabe considerar los sentimientos para alcanzar sus objetivos. Por ese motivo, es alguien sociable y orientado por relaciones. Generalmente es comunicativo, entusiasta e idealista. Al valorizar el sentimiento y la intuición sobre la razón, a veces aborrece la lógica. A algunas personas que demuestran ese estilo no les gustan las reglas, agendas o calendarios, pues son instrumentos muy “restrictivos”. El énfasis en las emociones puede llevar al expresivo a ser impulsivo, manipulador y superficial.

Integrador

Al individuo que se encuadra en ese estilo le importan las personas por sobre todo. Su preocupación está en mantener la armonía, el equilibrio y la felicidad de los que están a su alrededor. Generalmente es buen oyente y eficaz en la resolución de conflictos. Para él, los sentimientos están por encima de las tareas, por eso evitan divergencias. Aunque ese perfil sea subestimado por muchos, su anhelo por justicia y por el bienestar hace del integrador un líder relevante. Sin embargo, la falta de disposición en confrontar lo hace un poco inclinado a iniciar cambios y actuar.

Analítico

Quién se encuentra en ese cuadrante tiene un alto nivel de control emocional y prioriza los hechos, la lógica y la organización. Aprecia la planificación, los procedimientos y el proceso de decidir basado en las informaciones que dispone, siempre analizadas bajo el máximo de perspectivas posibles. A veces, su postura disciplinada y realista puede dar la impresión de que es frío y calculador. Además, tiende a demorar para expresar una posición hasta sentirse seguro de su fundamento.

Una visión superficial de los estilos sociales aplicada al liderazgo tiende a ver conductores y analíticos como los perfiles más adecuados para la administración.

Sin embargo, datos mundiales obtenidos por Wilson Learning Corporation demostraron otra realidad. De acuerdo con la consultora, el 39% de los líderes son expresivos, 25% conductores, 19% analíticos y 17% integradores.7 En conclusión, hay espacio para todo tipo de personalidad en el liderazgo y, en el contexto de la iglesia, eso refleja la maravillosa verdad de la diversidad del cuerpo de Cristo.

Por lo tanto, debemos recordar que el liderazgo se desarrolla con determinación y tiempo. Si tenemos una disposición a aprender, a usar la personalidad para perfeccionar a las personas y a influenciar a los que están a nuestro alrededor, el Señor nos usará hábilmente para cumplir sus propósitos.

Referencias:

1 Lavern Brown, Gordon Penfold, Gary Westra, Pastor Unique: Becoming a Turnaround Leader (Bloomingnton, IN: Westbow Press, 2016), e-book.

 

2 David Merrill e Roger Reid, Personal Styles and Effective Performance: Make Your Style Work For You (Nova York: CRC Press, 1999), p. 43

 

3 Ibíd, p. 43, 44

 

4 Ibíd, p. 44

 

5 Ibíd.

 

6 Las descripciones están basadas en Merrill y Reid, p. 61-65; Dan Dick y Barbara Miller, Equipped for Every Good Work: Building a Gifts-Based Church (Nashville: Discipleship Resources, 2001), p. 58-60; Mike Clayton, “David Merrill & Roger Reid: Social Styles”, < https://goo.gl/UPmqS7>.

 

7 Michael Lembach, “Versatile Leadership”, < https://goo.gl/mnsBzh>.

 

 

 

Wellington Barbosa

Wellington Barbosa

Diálogo de líder

Conceptos de liderazgo desde una perspectiva cristiana.

Graduado en Teología y administración, es especialista en Aconsejamiento familiar, maestro en Teología y doctor en Ministerio por la Universidad de Andrews (USA). Trabaja en la Casa Publicadora Brasileña (CPB), donde es el director de la revista Ministerio, dirigida a pastores y líderes de la Iglesia Adventista. @prwellington7