Noticias Adventistas

¿Dar el pez o enseñar a pescar?

¿Dar el pez o enseñar a pescar?

En su opinión, ¿qué es mejor? ¿Dar el pez o enseñar a pescar? Aunque la respuesta parezca obvia, no se apresure en responder, porque no es obvio cuando aparece. La mejor respuesta tal vez sea, depende, o incluso, las dos cosas. Para personas como yo,...


  • Compartir:

En su opinión, ¿qué es mejor? ¿Dar el pez o enseñar a pescar? Aunque la respuesta parezca obvia, no se apresure en responder, porque no es obvio cuando aparece. La mejor respuesta tal vez sea, depende, o incluso, las dos cosas.

Para personas como yo, que trabajan en el tercer sector, sabemos que no existen respuestas rápidas, fáciles o únicas para un problema tan complejo como el de la desigualdad social y la erradicación de la miseria.

A primera vista, decir que enseñar a pescar es siempre lo mejor, parece obvio, pero, ¿será que es así? ¿Qué decir de aquella persona que está con hambre y te pide un plato de comida? ¿O entonces, dos millones de brasileños que fueron excluidos de los avances sociales traídos por el desarrollo económico en nuestro país, y que hoy, no tienen suficiente para su subsistencia? ¿Qué será de sus hijos, y de los hijos de sus hijos?

En el tercer sector utilizamos un lenguaje para diferenciar dos tipos de acciones necesarias y muchas veces complementares: una es el asistencialismo, más inmediatista, que podría ser traducido como dar el pez, y la otra es el desarrollo, que podríamos de una manera simplista decir que sería el enseñar a pescar.

Estoy de acuerdo que el asistencialismo por sí solo, no resuelve el problema y puede crear una situación de dependencia, teniendo un efecto negativo y contrario al esperado. Sin embargo, es necesario en muchos casos. Como decía el sociólogo Betinho, autor del proyecto Acción de la ciudadanía contra el hambre, la miseria y por la vida, “el hambre no puede esperar”.

Me recuerdo de los casi 14 años en que trabajé en África e India en que por medio de ADRA, Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales, tuvimos la oportunidad de trabajar en situaciones donde ambas estrategias fueron necesarias, o sea, proyectos de asistencia y proyectos de desarrollo comunitario. Por ejemplo, en África como en India, trabajé con comunidades afectadas por grandes desastres naturales como sequías prolongadas, inundaciones y ciclones. En estas situaciones, donde las familias pierden todo o casi todo, la única alternativa son las acciones de asistencia que tienen por objetivo salvar vidas y proveer el mínimo necesario para la subsistencia de las personas (comida, agua potable, abrigo, etc.). Normalmente, las acciones de asistencia en estos casos son de corta duración y pueden o no ser seguidas por acciones más duraderas enfocadas en el desarrollo de estas comunidades.

También participé de muchos proyectos de desarrollo en las áreas de agricultura, agua y sanidad, y salud pública. En estos casos, los proyectos son de largo plazo y buscan mejorar los indicadores sociales de las comunidades involucradas, contribuyendo así para romper el ciclo de la pobreza prevalente en estas comunidades.

Para terminar, me gustaría citar el programa brasileño Bolsa Família [Beca familia], creado por el presidente Lula en el 2003, con el objetivo de erradicar la miseria en el país. Se trata de un programa de transferencia directa de renta para familias que viven en situación de pobreza (renta per cápita entre US$ 32 – 64 al mes). Aunque criticada por muchos en Brasil, la Bolsa Família ha sido elogiada en el mundo como un programa modelo de erradicación de la pobreza a corto y largo plazo. El gran mérito de este programa está en combinar el asistencialismo de corto plazo, con la inversión en educación, una vez que los requisitos del programa es que los hijos de las familias beneficiadas asistan a la escuela.

La respuesta de largo plazo para el problema de la pobreza en Brasil, sin dudas pasa por la educación de las generaciones futuras. Entretanto, las inversiones en educación de calidad llevan bastante tiempo para dar resultados. Por lo tanto, muchos son de la opinión que en Brasil, por lo menos en los próximos 15 o 20 años, tendremos que combinar las dos cosas, o sea, tendremos que dar el pez mientras les enseñamos a pescar.

Creo que después de esta reflexión, usted puede notar que la respuesta no es tan simple ni obvia como parecía al principio. Independiente de su opinión personal, lo más importante es que usted sea parte de la solución. Sea solidario hacia los que tienen hambre, y participe en las causas sociales que contribuyen en soluciones a largo plazo.

 

 

 

Paulo Lopes

Paulo Lopes

¿Quién es tu prójimo?

Una de las vías de desarrollo es la solidaridad.

Paulo Lopes, 48 años, nació en Itapeva, al sur de Minas Gerais. Vive en Brasília, DF, donde actualmente es el director de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA - Brasil), una organización no gubernamental establecida por la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Es Licenciado en Administración de Empresas, y tiene estudios de Teología y Contabilidad, tiene más de 17 años de experiencia en el sector sin fines de lucro. Vivió y trabajó durante 18 años en países como Angola, Mozambique, Armenia, Rusia e India. Está casado con la profesora Edra Lopes y tiene dos hijos, Paul Lucas y Marcos Paulo.