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Cosas que se tendrían que inventar

Cosas que se tendrían que inventar

“Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del...


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“Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27, NVI).

A todos nos gustaría poder inventar cosas que nos solucionen la vida. Semanas atrás, un tema fue tendencia en Twitter. La consigna era #CosasQueTendrianQueInventar. Los usuarios de esta red social participaron activamente de la consigna. Noten algunas de las respuestas:
-La felicidad infinita.
-La teletrasportación para no extrañar más a nadie.
-Un robot que haga las tareas escolares.
-Abuelos que vivan para siempre.
-Un borrador de malos recuerdos.
-Un canal que pase Los Simpson las 24 horas.
-La cura contra el cáncer.
-Auriculares que no se enreden.
-Una máquina automática que fabrique papas fritas y hamburguesas.
-Un detector de personas falsas.
-Una máquina para grabar los sueños.

Sin embargo, la respuesta que más apareció fue la siguiente: Una batería para el celular que nunca se acabe.
Al parecer, las personas de la posmoderna sociedad del siglo XXI anhelan inventar cosas relacionadas con la comunicación, la alimentación, la salud, la familia, la música, el entretenimiento y la felicidad.

Si analizamos bien los temas de la lista, nos daremos cuenta que todos están relacionados con actividades y aspectos que Dios nos dio para ser felices, pero que fueron cambiados y trastornados para mal.

Dios creó un mundo perfecto, y el hombre (en sentido genérico) fue creado y hecho a su imagen (Gén. 1:27). Debemos vivir a la altura de ésta circunstancia. Para tener éxito en la vida y para saber a dónde vamos, lo primordial es saber de dónde venimos.
Pero el enemigo nos menosprecia. Nos inculcó la idea evolucionista y con ella la creencia de una descendencia animal. Acoplados a este origen rebajador de la autoestima no podremos llegar. Dios creó leyes perfectas para ese mundo perfecto. Nos dejó todas las claves para nuestra felicidad en los dos primeros capítulos de Génesis. Las bases de Dios están definidas claramente allí:

  1. Para ser felices debemos tomarnos un tiempo para la comunión con Dios. Por eso él nos regaló el sábado.
  2. Para ser felices debemos tener un cuerpo sano y alimentarnos correctamente. Por eso Dios nos regaló la dieta saludable de semillas, frutas y verduras.
  3. Para ser felices debemos tener buenas relaciones con nuestros semejantes y formar una familia. Por eso Dios nos regaló el matrimonio y las sanas relaciones sociales.

Hábil y astuto, Satanás se encargó de cambiar estos tres pilares de la felicidad. Nos llenó de trabajos y de ocupaciones para que no pudiéramos disfrutar de la compañía de Dios. Pulverizó la dieta original y así surgieron las enfermedades. Por último, mancilló el matrimonio. Promovió el sexo libre y meramente pasional, y logró que se le diera el calificativo de “amor” a cualquier tipo de relación sentimental.
Mediante estas tres variaciones, el enemigo atomizó las relaciones con Dios, con nosotros mismos y con nuestros semejantes. Arruinó todo al cambiar la receta original del Génesis. Lo mismo ocurre con las invenciones humanas.

San Pablo desafió a los filipenses a mantenerse firmes y fieles en la fe. Saber que eso pasaría, sin duda, eran buenas noticias. Tal vez, entre las cosas que se tendrían que inventar podríamos agregar a la lista lo siguiente: “Un cristiano obediente a los mandamientos de Dios y comprometido con la misión”. No es necesario inventar eso. Podemos serlo nosotros si nos entregamos complemente a Dios.

Pablo Ale

Pablo Ale

Noticias de hoy, reflexiones de siempre

Informaciones cotidianas que nos hacen pensar en realidades eternas

Es Licenciado en Teología y en Comunicación Social. Además, tiene una maestría en Escritura creativa. Es autor de los libros “¿Iguales o diferentes?”, “1 clic” y “Un día histórico”. Actualmente es editor de libros, redactor de la Revista Adventista y director de las revistas Conexión 2.0 y Vida Feliz, en la Asociación Casa Editora Sudamericana. @PabloHernanAle