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Religiosidad falsa

Cuando la religiosidad es falsa, poca eficiencia tiene en la vida espiritual. Un desafío para todos nosotros en tiempos donde hay muchos perfiles falsos.


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Los perfiles falsos pueden revelar vidas e incluso una religiosidad que sigue el mismo principio (Foto: Shutterstock)

No es de sorprender, pero impresiona constatar, por lo menos con base en aquello que algunos medios de comunicación divulgan, un mercado oscuro basado en el deseo humano de popularidad a cualquier costo. Es lo que aparece en la superficie, pero ciertamente hay cosas peores en la profundidad. El hecho es que, leyendo algunos reportajes, percibo que hay un mercado especializado en vender perfiles falsificados para celebridades y empresas.

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De acuerdo con lo publicado por el New York Times recientemente, una investigación periodística descubrió que una empresa, por ejemplo, fue identificada en este sentido por mantener un conjunto de 3 millones y medio de perfiles automatizados en Twitter y vender esos perfiles, llegando a proporcionar a los clientes más de 200 millones de seguidores en esa red social. Y al menos 55 mil de esas cuentas usan nombres, fotos de perfil, lugar de origen y otros detalles personales de usuarios reales de Twitter, lo que incluye menores de edad. O sea, perfiles robados. Pero hay varias personas que, sin la intensión directa de vender perfiles falsos, crean identidades en otras redes sociales (como Facebook) que, en una evaluación rápida, se muestran absolutamente misteriosas, falsas, que no coinciden con quien aquella persona realmente es.

Bien, mi intención no es entrar en pormenores con respecto a ese engañoso sistema criminal que existe en el planeta y que alimenta una industria de amor al propio ego y la avidez por influencia en el ambiente digital. Quiero analizar eso bajo el punto de vista espiritual:

  1. Detrás de los perfiles falsos existen vidas falsas

En la elección del sucesor de Saúl, el profeta Samuel pasó por alto varios pretendientes antes de ungir a David, todos hijos de Isaí. Cuando observaba a uno de los hijos, llamado Eliab, el profeta de Dios pensó que ese debía ser el ungido. Sin embargo, Dios, conforme a lo registrado en 1 Samuel 16:7, afirmó que él ve el corazón, es decir, lo íntimo y no se limita al exterior.

Los perfiles falsos son la cáscara, la apariencia, la parte exterior. Pero eso no significa, muchas veces, como viven, lo que piensan y lo que hacen las personas detrás de ese perfil. Un perfil falso puede ser mantenido por muchos años y hasta ser vendido por un buen precio. Pero una vida falsa, espiritualmente hablando, no tiene valor alguno en ese ambiente. Porque el Dios retratado en la Biblia, accesible e interesado en relacionarse con las personas, prefiere la sinceridad y la transparencia. Los perfiles falsos creados intencionalmente pueden indicar personas con dificultades para lidiar con sus vidas. Todos enfrentan problemas en la vida, pero la solución no está en crear una vida falsa ante los demás.

  1. La religiosidad falsa es una religiosidad ineficiente e ineficaz

En el libro del profeta Isaías hay muchas partes en que se condena la hipocresía del pueblo de Israel como aquel que recibió de Dios un mensaje claro para marcar la diferencia espiritualmente ante las otras naciones. En Isaías 29:13, Dios se desahoga y afirma que “Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí […]”.

Aquí Dios está hablando, trayendo a nuestra realidad moderna, de religiosidad falsa. Sí, ese es un riesgo enorme de esta generación y las futuras. Y lo fue en las antiguas también. La religiosidad basada en rituales destituidos de sentido, en palabras y actos vacíos, en conocimiento superficial del propio Dios y la falta de amor es ineficiente e ineficaz. No sirve como referencia de religión y no llena el vacío humano. La motivación mayor es el egoísmo, el orgullo, el interés en que el ser humano sea el centro y no Dios.

Tanto en los viejos como en los nuevos tiempos, el problema a ser superado, por cada uno, fue y sigue siendo el mismo. Vencer la barrera de la religión basada únicamente en experiencias místicas, sentimentalistas, artificiales, con poca o ninguna base o consistencia y comenzar una relación bien estructurada con Dios. La religión falsa puede impresionar, ser popular, atraer muchos amigos, vender, llenar los ojos, producir una docena de frases bonitas, imágenes para compartir, videos intoxicantes, alabanzas espectaculares, pero no pasa de eso. Está llena de información e imágenes, pero vacía de sentido.

No hay mucho más que decir aquí excepto sugerir que mi vida y la suya sean reales, genuinas, exactamente aquello que Dios ve. No hay necesidad de vivir una ilusión como muchos lo hacen en las redes sociales. Es pérdida de tiempo. Solo depende de la vida y de la religiosidad falsa quien no comprendió la grandiosidad de la verdadera relación con Dios; quien tiene altos y bajos, dificultades y momentos agradables, pérdidas y ganancias, pero es totalmente real.

Felipe Lemos

Felipe Lemos

Comunicación estratégica

Ideas para una mejor comunicación personal y organizativa

Periodista, especialista en marketing, comunicación corporativa y maestro en la línea de Comunicación en las Organizaciones. Autor de crónicas y artículos diversos. Gerencia la Asesoría de Comunicación de la sede sudamericana adventista, ubicada en Brasilia. @felipelemos29