Noticias Adventistas

Biblia

Un nuevo nacimiento en Navidad

Es como que si pudiese escuchar los latidos de su corazón, ver las gotas de sudor cayendo por sus mejillas y escuchar sus pensamientos con una decisión fatal. Hasta que finalmente llega al borde del puente, da un salto sobre la baranda pero una mano...


  • Compartir:

Es como que si pudiese escuchar los latidos de su corazón, ver las gotas de sudor cayendo por sus mejillas y escuchar sus pensamientos con una decisión fatal. Hasta que finalmente llega al borde del puente, da un salto sobre la baranda pero una mano por detrás lo detiene. Al segundo sus pensamientos se nublan y pierde el conocimiento.

Días más tarde, Juan se encuentra en la cama de un hospital entubado y con pocas señales de vida. Esta es la historia de un adolescente de 17 años que creció en el barrio de San Andrés, en algún lugar del mundo. Educado por los altibajos de la vida. Abandonado a los 2 años de edad por su madre en un mercado y recogido por el jefe de una banda de delincuentes repartidores de droga. Abusado por sus compañeros de “trabajo”, no hallaba más sentido a la vida. Se sumergió en las drogas, en busca de escapatoria, probó  casi todo lo malo que un humano busca para hallar sentido a su existencia. Tristes fueron las marcas que la vida le dejó. Hasta que a la edad de tan solo 13 años fue recluido en un penal para menores, pero dado a su conducta abusiva con sus compañeros de celda fue llevado y tratado como un delincuente de mayor edad. Por la situación de su vida y como no conocía otra decidió planificar su suicidio sin que nadie lo sepa. Despreciado por la sociedad, sin una mano amiga que le indicase el camino correcto del transitar del tiempo.

Juan estuvo tras las rejas cuatro años, al término de ese período, él y sus cómplices planificaron su fuga y decidieron ejecutarla cinco días antes de la tan esperada Navidad para millones de personas en el mundo. El plan funcionó de “maravilla”, siete fueron los que fugaron. Unas horas más tarde los principales medios de comunicación anunciaban lo que parecía imposible. La banda más peligrosa de San Andrés había fugado. Los vecinos estaban apesadumbrados. La policía patrullaba la zona y las balas comenzaron a producir sonidos que aterrorizaban a todos aquellos que tuvieron que vivir esos momentos fatales. Hasta una madre y su pequeña hija que transitaban por la calle perdieron la vida dado a las balas perdidas.

Allí iba Juan corriendo, saltando barandas y cercas. Su contextura delgada, y la adrenalina, le ayudaban a escapar de sus captores. Por su mente pasó la idea que mejor era morir, si la vida era como se la habían enseñado en contra de su voluntad. Corrió con mayor rapidez, divisó el puente y regresamos al inicio de la historia. De pronto uno de los policías lo alcanzó, lo tomó del brazo y con las cadenas le dio un golpe tan fuerte en la cabeza que perdió el conocimiento y comenzó a sangrar; tan grave fue su situación que fue llevado de emergencia al hospital. Vano fue escapar. Es más, ni sintió el daño que se había causado al cruzar una cerca llena de púas.

“Alcancé solo a ver el fondo del mar y pensé que esa quietud y esa paz era todo lo que quería para mí”, contaba Juan. Ahora sentado frente a un extraño, para nosotros, pero conocido para él, después de 20 años de su vida preso solo le quedaban 2 años para que sea libertado.

El hombre conocido como Paúl tiene un ministerio carcelario y hace un año que visitaba a nuestro personaje. “Juan entiendo cuanto sufriste, por eso estoy aquí porque quiero que aceptes a la única esperanza. Él te hará una nueva persona, olvidará todos tus errores pasados, te dará paz y serás feliz. Solo debes aceptarlo”, fueron las palabras de su nuevo amigo. Fue así que a los 23 años de edad este joven decidió nacer de nuevo, un sábado 25 de diciembre, dentro de una prisión, pero con la esperanza de un Salvador amante que nacía en su corazón.

Quiero cerrar esta reflexión recapacitando contigo. Millones de personas en el mundo han perdido las ganas de vivir, no saben lo que es tener una familia, amigos, un techo donde protegerse del frío y de la lluvia. Mientras que tú tal vez pasas la época de Navidad con los que más amas, con abrigo y alimento. Piensa en los que están solos en tu comunidad como los huérfanos, las viudas y ancianos, y planifica invitar a alguien cercano a ti a pasar ese tiempo en familia. Recordemos que más sentido tiene dar que recibir. Ese acto quedará marcado en tu vida y en la vida de la persona a la cual harás feliz.

Mateo 25:40
El Rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.”

Recapacita, deja que Jesús nazca en tu corazón esta Navidad y comparte La única Esperanza con los que la necesitan, para que también se beneficien (launicaesperanza.org).

Lucas 2: 10 y 11
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

Nota: Si bien es cierto que Jesús no nació un 25 de diciembre aprovechemos esta fecha para regalar amor y esperanza.

Carolyn Azo

Carolyn Azo

Desafíos espirituales

Reflexione sobre las vicisitudes de la vida en su caminar diario con Dios y sepa que aún existe esperanza.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Peruana Unión, trabajó en el canal internacional 3ABN, en Estados Unidos, y en varias instituciones adventistas y en la sede Sudamericana de la Iglesia Adventista. @karolineramosa