Solamente en Estanbul, se calcula que viven más de 13 millones de personas.

Estambul, Turquía… [ASN] en uno de los países islámicos con mayor influencia en Europa y Asia, Turquía, los cristianos mantienen una actuación relevante en ese tipo de sociedad, incluso los grupos minoritarios como los adventistas del séptimo día. Eso todo a pesar de que, según el Ministerio Puertas Abiertas, integra una lista mundial de los 50 países más perseguidores del cristianismo en el mundo.

El país, con más de 76 millones de habitantes, es una democracia y prevé el respeto a la libertad religiosa en su constitución. Los adventistas llegan a solamente 200 personas y están presentes en la mayor ciudad del país, Estambul, con dos congregaciones en la región metropolitana. El pastor Almir Marroni, uno de los vicepresidentes sudamericanos de la Iglesia Adventista, estuvo en Turquía recientemente para participar de un evento mundial y conoció de cerca la realidad de los miembros. Él pastor contó un poco de la historia, en exclusiva para la ASN (Agencia Adventista Sudamericana de Noticias), de quienes logran mantener una fe diferente a la de la mayoría.

“Los adventistas en Turquía tiene muchos desafíos. Quieren lograr organizarse como una fundación o institución formal. Abrir sin temor sus puertas para la adoración pública. Allá trabajamos con centros de influencia para la enseñanza de inglés y salud que ayudan a la comunidad”, comenta Marroni.

Algunas historias

Un ingeniero de 45 años, a quien llamaremos Pablo, es director de unas de las congregaciones en Estambul. Es búlgaro de nacimiento, pero vive en Turquía hace 20 años.

Ese hombre se convirtió por el testimonio de una familia adventista. Su esposa es musulmana y, el día que el pastor Marroni estaba en la ciudad, también asistió al culto. El matrimonio tiene un hijo de 15 años y todos juntos asisten a la iglesia. Una de las principales actividades de ese ingeniero es servir como traductor de inglés en las programaciones de la iglesia.

Otra historia que contó el pastor Marroni es sobre Laura, una mujer de unos 38 años. Rumana de nacimiento, casada con un armenio, es madre de dos niñas que hablan cuatro idiomas: rumano, armenio, turco e inglés. Viven en Estambul hace 11 años. Laura se convirtió cuando estaba embarazada de su primera hija. Una amiga rumana le dio el nombre y el correo electrónico de una romana adventista que vivía en Estambul. Ambas tenían en común que estaban embarazadas. Se hicieron amigas y, tras aceptar la invitación de su amiga, Laura asistió a un culto y aceptó el mensaje, se bautizó y es líder de una comunidad adventista.

Otra joven, llamada Marcia, conversó con Marroni durante esa visita. Nacida en Ucrania, salió de su país porque vivía en una región de intenso combate con Rusia. Su esposo es musulmán y, a pesar de eso, defiende la fe adventista.

“Debemos orar por esas personas y seguir apoyando las misiones extranjeras”, resume el vicepresidente adventista. [Staff ASN, Felipe Lemos]

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